2014 - Neón

El NEÓN es un gas cuyo nombre procede del griego “neos”, que significa nuevo, se destaca como un gas noble y encendido de la forma adecuada brilla más que cualquier otro tipo de luz, generalmente se procesa en tubos de luz para usar en carteles y anuncios. Pero hay algo fascinante en el neón; a pesar de que no puede erradicar la oscuridad, es capaz de brillar en ella.
Utilizando la metáfora de la LUZ, lo que Jesús quiere dejar claro es que actúa y vive de tal manera que su bondad brilla ante la gente. Todo el mundo ve sus buenas obras; y esas obras son tales, que al ver cómo vive y lo que hace la gente que ve eso, se siente motivada para dar gloria a Dios. Es decir, la vida de Jesús era tal que la gente, al verlo, por eso nada más pensaba que existe Dios. Y que ese Dios merece ser creído y alabado.
La LUZ es necesaria para la vida. La oscuridad es expresión de una vida triste, desagradable, quizá insoportable. Pues bien, lo que Jesús quiere decir es que su proyecto incluye que la vida resulte grata, de forma que podamos disfrutar de ella, sentirnos a gusto, gozar del color de las cosas y de la convivencia con las personas.
Ser LUZ como Jesús, es estar siempre dispuestos a contagiar felicidad, ganas de vivir, y alegría a donde vayamos.
2015 - Salvavidad

La SAL será la metáfora que tendremos este año, así como el año pasado fue la LUZ. Por tanto, Salvavidas es un juego de palabras con por lo menos tres significados:
SAL: El imperativo del verbo salir. Ayudar a los demás a dar sentido a su propia vida. Dice el Papa Francisco: “Prefiero una Iglesia accidentada, herida y manchada por salir a la calle, que una Iglesia enferma por el encierro y la comodidad de aferrase a las propias seguridades” (Evangelii Gaudium, 49).
SALVAR: La Iglesia no es para salvarse, la Iglesia es para salvar. No es para salvarme yo, es para salvar al otro. La Iglesia es un instrumento para salvar, de tal manera que si uno pertenece a Ella, se compromete a salvar, por eso es un sacramento de salvación, es decir, la Iglesia hace lo que Jesús hizo, salvar. Jesucristo no vino al mundo a salvarse Él. Vino a salvar. La Iglesia no es un refugio en donde uno corre a asegurar la salvación, sino que la Iglesia es un espacio en donde uno se compromete a salvar como el mismo Jesús.
VIDA: El centro de la espiritualidad cristiana no está en la renuncia a todo lo bueno y gozoso que Dios ha puesto en este mundo, sino en la vida, en la plenitud de la vida, en la dignidad de la vida y también en el goce y disfrute de la misma.
Mi existencia sólo tendrá sentido en la medida que pase a formar parte de los demás disolviéndome en ellos. Si mi vida no se disuélveme en los demás, no es vida. Ser SALVAVIDAS es comprender y poner en práctica que no soy nada sin el otro. Que sin el otro no soy, y estoy perdido.
2016 - Jubileo

El término “jubileo” tiene dos raíces, una hebrea y otra latina. La palabra hebrea que aparece en la Biblia es yobel, que hace referencia al cuerno del cordero utilizado como instrumento sonoro que servía para anunciar un año excepcional dedicado a Dios. Ese año se denominaba yobel, es decir, jubileo, pues se iniciaba con el sonido del yobel o cuerno.
Pero existe también una palabra latina, iubilum (derivada del verbo iubilare), que refería los gritos de alegría de los pastores y que terminó por significar alegría, gozo o alabanza. Cuando san Jerónimo tradujo la Biblia del hebreo al latín entre los años 391 y 406, tradujo el término hebreo yobel por el término latino iubilaeus, con lo que quedó incorporado el matiz de alegría al significado original que tenía la palabra en el antiguo Israel, como año excepcional de remisión.
Este año la Orden de Predicadores celebra el año jubilar con el lema “Enviados a predicar el Evangelio”. Este Jubileo recuerda la publicación de las Bulas promulgadas por el Papa Honorio III hace 8 siglos, confirmando la fundación de la Orden en 1216 y 1217. Son 800 años Alabando, Bendiciendo y Predicando la misericordia de Dios.
Alabar, Bendecir y Predicar: esta distintivo se aplicó a la Orden desde sus primeros tiempos, como se ve en la obra del español Fray Pedro Ferrand (1254-1258) en su “Leyenda” de Santo Domingo (n. 43 en Santo Domingo de Guzmán, BAC nº 490, Madrid, 1987, 827 pág).
El origen de la frase proviene claramente del lenguaje litúrgico de los prefacios, compuestos en su mayor parte antes deI siglo VII. Esta frase por tanto estaba ya en uso en los primeros siglos de la vida de la Iglesia. Ahora bien, en el latín clásico estas tres palabras son absolutamente sinónimas y las tres significan: “alabar en público o públicamente” o “hablar delante de los demás” o también: “decir o hablar bien públicamente de alguien”. Pero, tal como se entendían ya estos verbos en la cultura medieval, resultan a su vez una bella síntesis de la vida dominicana.
La vida dominicana, efectivamente, se fundamenta, en primer lugar, en la celebración litúrgica, que es proclamación de la alabanza de Dios (“alabar”). En segundo lugar, en ella es sustancial la mediación presbiteral (“bendecir”). En tercer lugar, la Orden de Predicadores actúa de modo especial en el ministerio de la Palabra o predicación (“predicar”). Con estas tres palabras se definen los elementos centrales del carisma dominicano: la contemplación y la acción apostólica. Este año 2016 estamos invitados a ser testigos del amor y la misericordia de Dios en nuestras vidas Alabando, Bendiciendo y Predicando.